4° PODER 

                                             ¡SUAVE PATRIA! (1/3)

   Etelberto Cruz Loeza.

Éste es el mes patrio, razón por la cual humildemente, pido acepte esta evocación. Ayer, lunes, 16 de septiembre, en todo el país, amplia y profundamente se festejó y se conmemoró el CCIX aniversario del inicio del movimiento por la independencia nacional, iniciado por Don Miguel Hidalgo y Costilla y su grupo de complotistas y que, después de 11 años y mediante negociaciones entre los dos bandos, acordaron la paz y la independencia política de nuestro país de la corona y península española.

                En un día como ayer, pero de 1921 – hizo 98 años -, el poeta jerezano Don Ramón López Velarde, por recomendación de José Vasconcelos, primer Secretario de Educación Pública, recién fundada por él, en el acto central conmemorativo del centenario de la Independencia Nacional, leería el poema de su autoría, Suave Patria, que nadie, salvo el maestro Vasconcelos, ¡Álvaro Obregón! – que lo escuchó una sola ocasión y lo memorizó – y su autor conocía. (El argumento fue que ¡Qué mejor que el poeta, autor del poema, lo declamara! ¡Le incorporaría vida, emoción y pasión!).

                Suave Patria es, para muchos, entre ellos yo, no siendo una epopeya, el poema épico de la novedad de la patria, ya no tan provinciana y su simbolismo.

                Si Estados Unidos de Norte América tiene a Walt Whitman; Inglaterra, a John Milton, William Shakespeare – extraordinario poeta en sus obras dramáticas – y a Óscar Wilde ; España, a Góngora y Argote, Quevedo, Espronceda, Bécquer y Juan Ramón Jiménez; Argentina, a José Luis Borges; Chile, a Pablo Neruda y a Gabriela Mistral; Ecuador, a José Santos Chocano; Cuba, a José Martí, nosotros, como mexicanos tenemos a Ramón López Velarde, Octavio Paz y a Carlos Pellicer, pero, sin demeritar al premio Nobel ni al cantor del trópico, con Don Ramón López Velarde nos bastamos, y sobra.

                He leído poco y nunca he encontrado imágenes tan simples, tan descriptivas, tan rítmicas, tan armónicas, tan asonantes, tan líricas, tan íntimas, tan cromáticas y tan simbólicas como las contenidas en los 3 libros de Ramón López Velarde y una prosa tan limpia, tan precisa, tan diferentes a las de ese momento histórico – de tantos cisnes, demasiado almíbar y tantas luces -, como las contenidas en sus primeras poesías, La sangre Devota, Zozobra, El Son del Corazón – obra Póstuma – y El Minutero.

                Igualmente, jamás leí, íntimamente sentí y recordé voces e imágenes tan inéditamente rítmicas como armoniosas, tan coloridas para describir nuestra patria como las de Ramón López Velarde. Mi reconocimiento por el respeto que concede a la Patria, pues siendo un poeta intimista, simbólico y afectivo, quiso comunicar su visión, percepción e imagen histórica, social y simbólica de su país, México.  Imposible leer y conocer toda la poesía, mas atrevidamente afirmo que no existe una entrada, proemio poético, o prosístico, como el de Don Ramón López Velarde al justificar su canto y pedir permiso a la patria para cantarle.

Y canta:

Yo que sólo canté de la exquisita

partitura del íntimo decoro,

alzo hoy la voz a la mitad del foro

a la manera del tenor que imita

la gutural modulación del bajo,

para cortar de la epopeya un gajo. 

Navegaré por las olas civiles

con remos que no pesan, porque van

como los remos del correo chuán

que remaba la Mancha con fusiles… 

Diré con épica sordina:

la patria es impecable y diamantina. 

Suave Patria: permite que te envuelva

en la más honda música de selva

con que me modelaste todo entero

al golpe cadencioso de las hachas,

entre risas y gritos de muchachas

Y pájaros de oficio carpintero. 

                Igualmente, no he encontrado voces, palabras tan sencillas, inéditas y tan rítmicamente asonantes que comunican imágenes tan mexicanas, tan citadinas y, a la vez, tan provincianas:

PRIMER ACTO                                                                                                                Patria: tu superficie es el maíz.