Raquel, artesana y promotora de la educación en el CECYTEM

Capula, municipio de Morelia, Michoacán, a 23 de marzo de 2021.- El Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos (CECyTEM), además de formar jóvenes competitivos, tiene entre sus filas a madres de familia exitosas y trabajadoras, comprometidas con su comunidad y con sus hijos.

Estas madres no solo se dedican a su trabajo y a las labores del hogar, sino que contribuyen a facilitar las labores educativas de los jóvenes.

Raquel Cortés de la Cruz, alfarera de Capula, es una de ellas. Además de ser ama de casa, esposa, madre de dos hijas adolescentes, también es presidenta de la Asociación de Padres de familia del Plantel 33 Capula del CECyTEM, desde donde ha puesto su granito de arena para mejorar las condiciones de los estudiantes.

“Mi hija fue la que me anotó en el Comité de Padres de Familia, porque ella dijo que me gustaba ayudar a la gente y sí me gusta, me gusta estar al pendiente de mis hijas”, refiere, en una plática en la que se cruzan su trabajo como artesana y su labor en el Colegio.

Raquel Cortés acaricia la tierra, la mira, le habla bonito y platica: “Yo hubiera querido una oportunidad para estudiar, yo firmé para que se donara el terreno donde estará el nuevo plantel del CECyTEM; yo aún no tenía hijas y ya estaba firmando para que se donaran los terrenos, esos los conozco desde niña, siempre las mujeres de Capula nos hemos organizado para lograr lo que queremos”.

Entre el olor a tierra mojada, el cloqueo de los guajolotes y un atardecer donde el sol se asoma entre los árboles, Raquel se dispone a preparar el barro para moldear, elaborar y diseñar ollas, cazuelas, platos y tazas.

Con paciencia, amor y una gran sonrisa, Raquel va acercando los materiales que va a necesitar, mientras platica qué pasos se deben seguir para hacer el barro, principal elemento que utiliza para sus más preciadas obras de arte, mismas que después serán admiradas y utilizadas para servir unos buenos frijoles, una salsa martajada o un rico atole de pinole.

Ahí, en el patio de su casa, Raquel es la protagonista, es quien va contando cada uno de los pasos a seguir y es escuchada por un par de niñas inquietas, que miran cada movimiento que ella hace con la tierra.

“Desde que tengo uso de razón me gusta el barro, me gusta lo que hago, lo traigo en mi cabeza, lo traigo en mi corazón y quiero enseñar a las nuevas generaciones a trabajar esta artesanía tan bonita de nuestro Michoacán”.

Ahí, sentada en una silla de tejido de bejuco y rodeada de las niñas les explica, paso a paso, lo que deben de hacer para que inicien a elaborar alguna artesanía.

“A mí me gusta enseñar a las nuevas generaciones, que no se pierda esta hermosa tradición, este arte de hacer ollas, que las niñas y las jovencitas aprendan este hermoso arte, me gusta ayudar a la gente, por lo que no dudé cuando me hicieron la invitación para pertenecer a la Mesa Directiva de los Padres de Familia del plantel Capula del CECyTEM”.

La presidenta de la mesa directiva refiere que el Colegio es una escuela donde se da buena educación, donde los jóvenes de la comunidad salen bien preparados para que sigan estudiantado la universidad.

UNA GRAN LABOR

La directora del plantel Capula, Edith Barajas Gutiérrez, quien sentada al lado de la señora Raquel sigue atenta su relato, le dice: “Usted siempre nos ha ayudado con los padres de familia, yo me siento muy contenta de tenerla en la mesa directiva”.

Barajas Gutiérrez expresa que el contar con madres de familia que unen esfuerzos y caminan a la par de los docentes y del personal del plantel es un privilegio, es juntar fuerzas en beneficio de las y los jóvenes estudiantes del plantel Capula.

“Es muy gratificante para todos nosotros contar con madres y padres de familia que apoyan la educación, que apoyan y trabajan para que el estudiantado cuente con espacios dignos para sus hijos y además estén siempre al pendiente del avance académico de los muchachos”.

El titular del CECYTE Michoacán José Hernández Arreola se dice orgulloso de contar con madres de familia extraordinarias, trabajadoras y que coadyuven en la educación de los jóvenes de Michoacán.

«Reconozco la labor y el gran trabajo de las mujeres de Michoacán, de las artesanas y admiro su gran trabajo, sus obras de arte, además del excelente trabajo que realizan en el plantel».

Doña Raquel sonríe y continúa acariciando el barro, dándole forma. De sus manos y con el molde sale una hermosa taza, que simplemente contempla y dice “a mí simplemente me gusta trabajar, me gusta ayudar y lo hago con gusto”.